¿Vivo seguro?

Es muy probable que en algún momento nos hiciéramos esta pregunta, junto con otras relacionadas, entre las cuales se encuentran:

¿Estarán protegidos mi vivienda y lugar de trabajo contra los fenómenos climáticos?
¿Cómo impactaría económicamente un rayo mi empresa?

Monstruos del cielo

Estas preguntas han cobrado mayor relevancia si tenemos en cuenta que en los últimos años hemos observado importantes cambios con un alto impacto en nuestro diario vivir.

Como por ejemplo cambios climáticos que impactan de forma negativa nuestra vida, entre ellos:

  • Fenómenos del niño / niña
  • Deshielo de los polos
  • Constantes terremotos y tsunamis

Los cuales incluso cobran vidas humanas diariamente.

Frecuentemente esto se hace evidente al encontrar noticias de relacionadas con impactos directos e indirectos de rayos:

  • Personas con graves lesiones e inclusive fallecidas
  • Industrias que han detenido su producción
  • Viviendas con electrodomésticos destruidos

Como podemos observar, de una u otra forma nos vemos afectados por estos monstruos del cielo.

Estos fenómenos no tienen en cuenta raza, condición o estatus social de las personas. Ellos arrasan con lo poco o mucho que hemos conseguido fruto de nuestro esfuerzo, y en cuestión de segundos los convierten en cenizas.

Esto se debe a que no contamos con la protección adecuada en nuestro hogar. En muchas ocasiones por falta de información o conocimiento, por eso no tomamos conciencia ante este fenómeno y no implementamos las medidas de seguridad necesarias para mitigar el impacto provocado por ellos.

¿Necesito estar protegido?

Es necesario blindar nuestra vivienda contra rayos, instalando dispositivos de protección contra sobretensiones (DPS) en:

  • Tablero de distribución en baja tensión
  • Conexión de TV satelital o cable coaxial
  • Módem de Internet
  • Acometida del sistema de telefonía fija

Para conseguirlo es conveniente asesorarnos con personas idóneas que puedan sugerirnos la mejor opción para proteger lo que con tanto esfuerzo hemos logrado.

No es razonable creer que:

“Estamos en una zona donde supuestamente no caen rayos”
“Al estar rodeados por árboles y/o edificios más altos no estamos propensos a impactos de rayos”

Si tenemos en cuenta que:

  1. La zonas donde no caen rayos, sencillamente NO existen
  2. Los rayos no tienen un lugar fijo de impacto, son aleatorios, pueden caer en cualquier lugar e impactar en repetidas ocasiones.

Entonces es aconsejable al momento de comprar nuestra vivienda, nuestro preciado patrimonio, asesorarse y establecer si cumple con la protección adecuada, es decir fueron:

  • Implementados por personas capacitadas
  • Instalados los materiales idóneos

Siempre tengamos en cuenta que están en juego nuestro bienestar y futuro, recordemos que en tan solo un segundo todo puede volverse una pesadilla.

¿Trabajo seguro?

Ahora bien, lo mismo que sucede en nuestras viviendas ocurre en nuestro lugar de trabajo, por lo cual, es necesario informarnos qué tan protegidos estamos, y cuáles acciones debemos tomar.

Sin embargo en nuestro entorno laboral el tema es un poco más complejo, ya que por no contar con la protección adecuada, una parada de producción a consecuencia de un impacto de rayo puede traer como resultado pérdidas económicas e incluso humanas.

Muchos pensamos que nuestra empresa debe adquirir maquinas con altos estándares de calidad para así mejorar la producción diaria.

Sin embargo, al momento de buscar la protección, no contemplamos un presupuesto adecuado para implementarla. Por tal motivo terminamos comprando lo más barato, aunque no cumpla con todos los protocolos de pruebas y estándares establecidos. Al final terminan siendo dispositivos obsoletos e inadecuados para su función, ocasionando las consecuencias anteriormente mencionadas.

No obstante, si deseamos evitarlas, es vital que contar con un sistema de protección contra rayos seguro, sin violar las normas, y acatando los requerimientos mínimos exigidos.

Conclusión

Tengamos presente que lo barato no siempre es lo adecuado, y puede salir más caro la cura que la enfermedad.

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